Compañeros de penurias
Todos somos iguales. Quizás es cierto que no todos tenemos las mismas oportunidades, ocasiones, puntos de partida, ventajas, o como se os ocurra llamarlas, pero sin embargo gozamos y padecemos con la misma intensidad con independencia de nuestra posición económica, nivel cultural y predisposición física o psicológica.
Escribo este post sentado en la butaca de una habitación de hospital, desde cuya puerta se ve el pasillo que aparece en la foto. A pesar de lo triste del lugar, o precisamente por eso, en él se puede uno dar de bruces con las mejores muestras de compañerismo entre personas. Podría haber usado la palabra 'solidaridad' pero me sonaba un poco trágica en este caso, y compañerismo transmite mejor la intención del post; además, ésta me gusta más por el significado de dar a los que nos rodean lo que corresponde por nuestra situación y es, además, esperable de nosotros, en comparación con la connotación de dádiva que puede tener la primera. La gente ofrece a los demás todo lo que tiene a disposición, sea tiempo o esfuerzo o atención, sea algo material, sin poner condiciones ni pararse a valorar cuánto le reportará dicho gesto en el futuro. Lo hacen por puro y propio deseo de paliar en alguna medida el sufrimiento ajeno, o quizás por consolar el propio, quién sabe. Pero el hecho es que nadie los obliga por contrato, ni los dirige con algún tipo de incentivo.
Yo me pregunto: ¿cuál es la diferencia con el mundo real, con el día a día? ¿Por qué olvidamos ese 'compañerismo', esa falta de inquina hacia los demás, en nuestra casa, en nuestro trabajo? ¿Realmente somos así de torpes que necesitamos sufrir para ser capaces de dar? Supongo que no existe una sola razón para todo ésto, pero en cualquier caso me hace tener esperanza. Mucha esperanza. Sin ella, como bien dice mi inspirador telémaco, no podríamos seguir adelante.
3 Comments:
Es cierto. Por desgracia conozco pasillos de hospital casi clónicos de ese y también me ha tocado vivir temporadas en ese triste ambiente. Por eso conozco bien las actitudes a que te refieres.
En ese contexto sólo importa la persona, el "ser" y no el "tener".
En ese contexto, la gente se da cuenta de lo inútil de sus posesiones; y entre tanto dolor y sufrimiento se siente liberada del demonio que tiene poseido al homo sapiens desde los tiempos en que inventamos la agricultura "la obsesión por tener y el miedo a perder lo que se tiene".
No sé si estás en el hospital como paciente o acompañando a algún ser querido, pero en cualquiera de los dos casos te deseo suerte.
telémaco, te agradezco mucho los buenos deseos. El paciente no soy yo; es mi padre, y le trasladaré tu ánimo.
Somos muy torpes, muy torpes. Olvidamos el 'ser', pero no sólo el de los demás, sino nuestro 'ser', y gastamos tiempo y esfuerzo en reivindicarnos ante los demás incluso fingiendo ser lo que no somos.
Cuando todo se destapa, te das cuenta de lo pequeño que eres, y del daño que has podido llegar a hacer en tu ridículo intento de fingimiento, el cual puede durar incluso una vida entera.
Disculpa si soy algo críptico en este párrafo pero me han aturdido destellos sentimentales algo resignados.
Por cierto, maravillosa la última entrada homo homini lupus en tu blog. Además, es un placer haberte servido en algo.
rafalito, lo vivido no debe caer en saco roto. No lo arrinconemos, sino usémoslo en aprovechar mejor lo que venga.
¿Crees que la solidaridad es fruto de la cobardía de sentirse solo? El mundo está repleto de personas que se sienten solas; en ese caso por desgracia, y teniendo en cuenta tu lapidaria frase, existirían muchas más personas solidarias en el mundo.
No creo que sea así en absoluto. Más bien al contrario, sólo puedes ser solidario si estás vinculado, identificado con la otra persona.
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